Teléfono:
(502)2373-2789
Direccion:
24 calle, 11-68, zona 11, colonia Mariscal, Guatemala.
En respuesta breve: No. Aunque la realidad es más compleja, y los fletes internacionales tanto marítimos, terrestres y aéreos usualmente sí son afectados por las distintas crisis políticas y sociales que se dan a nivel global, consideramos que en Guatemala todavía no estamos en ese punto. El comercio ha continuado su ritmo habitual para importaciones y exportaciones, y las garantías que en las últimas semanas ha brindado el TSE a los resultados de la primera vuelta electoral y a la realización de la segunda vuelta, han dado confianza a los empresarios que continúan haciendo negocios.
Claro que existen preocupaciones, y los actos del Ministerio Público mantiene el mercado general en una tensa calma, y a la expectativa de lo que pueda suceder. Sin embargo, es necesario mantener la confianza en las instituciones del país, y creer en que las leyes serán respetadas; y aún más que eso, es necesario exigirlo como contribuyentes y ciudadanos guatemaltecos. De nuestra participación cívica depende que la crisis se evite.
Para que existan complicaciones en la logística en términos de costo y tiempo, son más riesgosas para Guatemala ciertas condiciones como la situación jurídica de APM en Puerto Quetzal, que la misma coyuntura electoral; por poner un ejemplo. La falta de modernización y de inversión en infraestructura en las terminales marítimas, evitan que nuestros puertos puedan ser más competitivos y que puedan recibir buques de mayor tamaño; las carreteras del país también son poco aptas para el grueso de carga que va y viene en rutas de abastecimiento y distribución; el contar con un solo aeropuerto que está limitado por su ubicación geográfica, son factores que a la larga sí nos cuestan muchos millones en oportunidades no aprovechadas.
Por tanto hay que ver más allá de la coyuntura, y pensar en el plan de país. Mucho se habla de Guatemala como un hub logístico, pero eso no será posible de ninguna manera mientras no se trabaje por ello, y el dinero de los contribuyentes se desvíe de su destino original. La participación de forma individual y gremial en la vida pública de nuestro país es el llamado que nuestra situación actual nos hace. La visión de una Guatemala distinta y próspera es lo que nos debe de regir e inspirar para continuar con el diálogo y el trabajo conjunto. La renovación de liderazgos por una nueva generación debe de facilitar esos objetivos y romper con la división reinante.
Los precios de los fletes marítimos, aéreos y terrestres nos permiten hoy ser empresarios competitivos, pero debemos ver en el horizonte un escenario mejor, y para ello debemos de cortar ese escenario negro de ilegalidad en el que algunos están trabajando. En el camino correcto, Guatemala podría ser otro país muy diferente en tres décadas. ¿Por qué no?